𝗣𝗮𝗿𝗮𝘀𝗶𝘁𝗼𝘀𝗶𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗮𝗹

𝗣𝗮𝗿𝗮𝘀𝗶𝘁𝗼𝘀𝗶𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗮𝗹

No tenemos estudios de la prevalencia de enteroparásitos en nuestro medio pero tiene relación con las condiciones de higiene personal y/o ambiental. 

Los parásitos intestinales se transmiten, del mismo modo que las diarreas infecciosas, por contaminación oro-fecal, es decir principalmente por no lavarse las manos antes de comer o preparar los alimentos o después de ir al baño.

La calidad del agua que ingieren nuestros niños es importante. El agua potable es agua tratada para ser consumida por las personas, pero debe ser hervida para ser ingerida. También se deben lavar las frutas y verduras antes de consumirlas crudas.

Un estudio realizado en niños de nuestro país mostró que la prevalencia de enteroparásitos fue de 61.50% (56 de 91 niños muestreados), hallando Enterobius vermicularis – o comúnmente llamado oxiuro- (14.30%), Hymenolepis nana (8.80%), Blastocystis hominis (38.50%), y Giardia lamblia (13.20%) y también algunos no patógenos como Entamoeba coli (17.60%).

No todos los parásitos son gusanos como el oxiuro, algunos son microscópicos como la Giardia lamblia.  Debido a ello, los métodos para detectarlos también difieren.  Se puede realizar el test de Graham para detectar los oxiuros (el método de la cinta scotch) o realizar el muestreo de heces frescas o el test de Baermann para buscar larvas o gusanos.

Las parasitosis intestinales, a menos que sea evidente la expulsión del parásito, deben diagnosticarse por examen de las heces, porque el tratamiento debe ser específico y dirigido.