¿Es prudente la introducción temprana de alimentos alergénicos en los bebes?

“NO HABLA ENTONCES NO COME”

Nuestros ancestros tenían muy claro la importancia de una adecuada nutrición para la salud de su pueblo.  Alimentarse bien era parte de su cultura de armonía con la naturaleza.

 En ese sentido, como lo menciona el sabio Santiago Antúnez de Mayolo en su libro “La Nutrición en el Antiguo Perú” (1981), la alimentación de los bebés era tomada con mucho cuidado y no se les daba más que lactancia materna y unas cuantas papillas echas a base de tubérculos u otros muy suaves hasta que tuvieran por lo menos un año.  Ellos decían “si no puede hablar ¿cómo podríamos saber si algo le sentó mal?”

Nuestro mundo actualmente tiene mucho más “conocimiento” que antaño, pero no necesariamente más sabiduría.

Las alergias alimentarias están incrementando en todo el mundo, sobre en los países “desarrollados” -hemisferio norte y zonas industrializadas de China.  Es una enfermedad que afecta alrededor del 5% -10 % de los niños alrededor del mundo, y estadísticas pesimistas predicen que afectará a uno de cada dos en el futuro.

Intentando frenar el incremento de las alergias alimentarias, hace 20 años la recomendación de sociedades científicas internacionales era evitar los alimentos alergénicos por lo menos el primer año. Estas recomendaciones han cambiado recientemente, ante el evidente fracaso en frenar la epidemia y apoyándose principalmente en datos de dos ensayos clínicos que muestran aparente beneficio en introducir tempranamente estos alimentos, entre los 4 a 10 meses de edad, la así llamada “ventana de la oportunidad”.

El estudio más citado es el estudio de Perkins, realizado en Inglaterra, enroló 1303 niños de 3 meses, que recibían lactancia materna exclusiva y que habían nacido por parto eutócico o “normal” en su mayoría (ambas políticas de salud pública en su nación).   Tuvo una pérdida de seguimiento de aproximadamente 35% de los participantes (pérdidas mayores al 30% ya ponen en riesgo la posibilidad de extraer conclusiones apropiadas, desde el punto de vista estadístico).  Muchos de los casos de “no adherencia” se debieron a que el bebé rechazaba el alimento alergénico o presentaba síntomas que los investigadores calificaron como “no asociados” al alimento, como constipación, dermatitis o síntomas respiratorios (síntomas de los tres sistemas afectados en los alérgicos).  Con los pacientes restantes concluyeron que había beneficio en introducir tempranamente huevo y maní, sin embargo, cuando incluyeron en el análisis todos los pacientes inicialmente reclutados (el análisis de “intención de tratamiento”) no encontraron diferencia.

El otro estudio es el de Du Toit, realizado también en Inglaterra en 628 niños con dermatitis atópica y alergia al huevo, con una pérdida de 30% de pacientes a los que se pidió introducción temprana de maní .  Este estudio encuentra menor tasa de alergia al maní a los 6 años en los niños que tienen una introducción de este alimento a esa edad, sin embargo, el 75% desarrollaron todas las manifestaciones de alergia respiratoria/dérmica o gastrointestinal propia de los atópicos (la “marcha atópica”).

Los médicos estamos obligados a hacer lectura crítica antes de recomendar tratamientos en los pacientes y nuestro lema es “primero no hacer daño”.   Sin embargo, la alimentación, sobre todo en los bebes, es un tópico controversial que tiene muchos expertos: las abuelitas, el médico de la familia, la vecina, las amigas y también el pediatra de cabecera.  No hay conciencia que la alimentación errónea puede enfermar a los bebés.

El sentido común, ese que no le faltaba a los Incas, debe primar cuando planificamos la alimentación de los bebés.  ¿Queremos tener certeza de prevenir las alergias en nuestros niños?: Evitemos las cesáreas “electivas”, planifiquemos y apoyemos la lactancia materna exclusiva desde el primer día en los niños y cuando empiece la edad de la ablactancia (a los 6 u 8 meses) pensemos si estamos frente a un niño alérgico o no.  No hay estudios científicos que muestren que en niños con carga alérgica personal y/o familiar (peor aún, nacidos por cesárea y con introducción temprana de fórmulas lácteas) introducir alimentos alergénicos tempranamente les sea beneficioso.  ¿Por qué no les preguntamos primero? Como hacían los Incas.